Pablo Casado ha dejado bien claro que quien manda en el PP,
que para eso ha ganado las elecciones a primarias y los perdedores deben
conformarse con lo que se les de, sin exigir nada, que para eso han perdido. Lo
que queda claro es que el cisma está abierto y las diferentes corrientes van a
suponer una guerra total, donde se van a usar lo viejos métodos y el que se
mueva en la foto no sale. Casado tiene varios frentes abiertos que le vana dar
dolor de cabeza, uno es el Máster obtenido sin asistir a clase y el otro su
licenciatura de derecho, con 18 asignaturas convalidadas y con una asistencia a
clase que está muy lejos de llegar al mínimo exigible, aspectos que va a
aprovechar la facción contraria dentro de su partido y que a modo de fuego amigo,
al igual que pasó con Cifuentes se lo pondrán muy difícil. Pero en otro orden de
cosas, la ciudadanía está preocupada por el cariz de extrema derecha que van
tomando las declaraciones de Pablo Casado, al manifestar que esta en contra de
la eutanasia, el aborto y la memoria histórica, generando una involución muy
parecida a la de los primeros tiempos del PP, donde el parapeto ideológico se forjó en las entrañas de la falange. Si el PP llega a gobernar de nuevo,
significará un retroceso en derechos y libertades y en progreso social y
bienestar que nos retrotraerá a los años 60 del siglo pasado, pues volveremos al
status medieval del "señor y siervo, nobles y vasallos, caciques y parias,
señoritos y criadas, amos y esclavos". Parece mentira que en pleno siglo XXI, en
un país moderno y civilizado como es España, ciertos líderes sigan empeñados en
formar gobiernos cuyas políticas solo beneficien a la oligarquía económica del
país y empobrezcan al pueblo humilde, honesto y trabajador, en una España, que
no avanza, al contrario seguirá retrocediendo y quedándose como un país
bananero, donde el único poder sea el económico y el único dios el dinero. No
tenemos remedio. "Asco de país, asco de paisaje, asco de paisanaje".
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